lunes, 6 de julio de 2009

Mi amorcito.



Mi amorcito de la prepa, jamás sabrás que así te llamaba. Recuerdo mirarte de reojo en el salón de clases, recuerdo espiarte mientras caminaba tras de ti por los pasillos de la escuela. Recuerdo haberme imaginado tantas veces el olor de tu piel, ¿Que tan mística loción adornaría tu cuerpo? ¿Sería vainilla con tabaco? ¿Sería como manzanas verdes con aroma boscoso? Recuerdo haber imaginado la sensación de tu cabello entrelazado entre mis dedos mientras lo acariciaba, y haberme internado en el umbral de tus ojos solo para contemplar tu alma.

Muchas veces permanecía ahí en silencio justo a unos cuantos pasos de ti, sin atreverme a ser tu amigo por miedo a que descubrieras lo que sentía, sin hablarte, sin que una sola de tus palabras fuese para mi, tan solo me conformaba con ver la hermosa inmensidad de tus ojos, de tu espíritu… indomables, me conformaba con tu sonrisa, con ver de lejos la ligereza de tus cabellos.

Tantas veces te pensé, te imagine a mi lado y otras tantas recuerdo haberme dicho lo loco que estaba, lo cobarde que era y lo cursi que podría llegar a ser. Y no importaba, siempre te admire en secreto, siempre te daba vida en mi mente y en mi corazón tomabas un lugar sin que yo pudiera hacer algo para defenderme.

Aun no entiendo como podías desarmarme con una mirada sin la intención de hacerlo, pero se que mi miedo mucho tenía que ver, el miedo a que en una de esas miraditas furtivas que cruzara contigo tu lo sabrías porque mis ojos no podrían mentirte, y entonces tú te alejarías de mí. Y es que ¿Cómo ibas a fijarte en mí, siendo el remedo de humano que era? Parecía más bien fantasma, alma en pena sin voz, Angel sin alas ni canción, solo un nudo de miedos y nostalgia.

Recuerdo como agachaba la mirada cuando pasaba frente a ti, como ensayaba una y otra vez la frase con la que te saludaría cuando tuviera el valor de hacerlo, la charla que tendríamos, tus posibles preguntas y mis posibles respuestas.

El día que charle contigo debí haber dicho algo estúpido como: “¿Sabes dónde podría conseguir el disco de esta banda?, Es que a mi prima le gusta y quiero comprárselo” y tu debiste haberme respondido algo muy sensato y evidentemente sincero como: “En Fundadores, o en cualquier tienda de discos, pero esa banda es muy mala”. (Ja ¿Y yo cómo iba a saberlo si ni siquiera la conocía?) Así que si no mal recuerdo dije “Gracias” me di la media vuelta y me aleje para esconder mi cara que probablemente estaba tornándose más roja a cada paso que daba.

¿Alguna vez te habrás acordado de mí? ¿Del chico fantasma, que usaba los coversse de modelo reciente y tenía una prima con malos gustos musicales? Probablemente no, definitivamente no lo sé.

No puedo decir que te amaba, no puedo decir que te recuerdo todo el tiempo, pero a veces, aun después de los años, me vienen a la mente estos recuerdos, tus ojos que iluminaban la noche, tu sonrisa me hace sonreír anonadado ante su belleza, tu cabello y tu piel cuyo verdadero olor nunca conocí. Y de pronto estas aquí otra vez, te quedas un tiempo y es agradable tenerte de nuevo un momento y recordarte, así que sonrió, respiro y te suelto la mano, pues ambos tenemos muchas aventuras que seguir viviendo, una vida por delante, yo ya no soy un fantasma, este Angel tiene alas y nuevas canciones que cantar y tu probablemente seguirás siendo indomable, y tu mirada sigue siendo inmensa sin duda alguna, hay en nuestra marcha sendas aun no trazadas que piden ser recorridas, hay que seguir abriéndonos caminos que exigen ser caminados, lugares que conquistar, canciones por cantar, música que bailar, personas que enamorar, no te quedes tanto tiempo, nuestras vidas nos esperan… mi amorcito y te lo podrías perder.

viernes, 1 de mayo de 2009

Mis memorias no vividas




El vacio comienza a agrandarse, se siente, comienza a apoderarse de mí, me habla, me exige me empapa el alma y comienzo a sentir los sueños muertos, los momentos que aun no vivo y que duelen en el centro de mi ser, porque ya no aguantan, porque queiren nacer, las imágenes no se detienen, se muestran como melodía cálida, las puedes palpar y ver una por una, como si estuvieras recordando una vida que aun no has vivido, esos momentos que no perdonan que te piden desesperadamente que los vivas, esas memorias que te recuerdan que deben ser vividas para que puedas recordarlas después, que no puedes solo quedarse dormido toda la vida preguntándote ¿Qué quiero? Y respondiendo: no tengo la menor idea.

Quiero bailar bajo la noche estrellada, entre la brisa del mar y las luces de colores en el muelle, sentir la arena mojada en mis pies descalzos, quiero la casa azul con vista al mar, quiero la música del Caribe; las noches de Trova y Jazz, las tardes con los libros de historias mágicas, las charlas interminables de las cenas con un buen vino. Compartir la alegría con mis hermanos, ver la sonrisa del necesitado dando gracias, la mano de mi amor tomando la mía, la mirada que no tiene nada que explicar, que calla a la razón con su dulzura.

Quiero ayudar al que se siente solo, abandonado, al muerto por dentro, quiero la vida para dar, conocer, viajar, comer platillos distintos, probar dulces nuevos, cuidar de los animales, ser cada día más humilde, aprender de los demás, diseñar, crear; compartir.

Así descubro en el vació, que en el tiempo no hay límites, que puedo sentir el mañana, el ayer, el instante de hoy, que puedo seguir la senda cuyo trazo se va fijando conforme avanzo, que las memorias no se encuentran necesariamente en el ayer, los sueños también son memorias que exigen ser vividas, descubro… que estoy queriendo.

martes, 28 de abril de 2009

Carta de un corazón playdo.




Aquí una carta que escribí hace tres años... una de esas muchas que nunca fueron enviadas, pero que si conservé, una de esas tantas que solo Dios sabe si fueron leídas por la persona indicada.

Amor:

Eres lo más hermoso que existe, me muero por tocarte pero no lo hago por miedo a lastimarte, eres como magia que se mueve, una canción un par de velas y las estrellas. Amor hay tanto que quisiera decirte tanto que no sabes, que muero por cuidarte, por abrazarte; por protegerte de todo aquello que pueda herirte, que mi ilusión es tu felicidad y lo que más anhelo es despertar a tu lado. Que no hay recompensa mayor para mí que ver tu sonrisa antes de ir a dormir.
¿Sientes eso mi amor?, ¿Sientes como el ritmo de la noche y las cálidas olas arropan y endulzan nuestra vida?, nuestro amor, nuestra velada eterna, esa que nunca termina; cuando decidiste abrazarme y no dejarme ir, cuando aun siento tu pecho junto al mío, nuestros suspiros… te amo, ¡Te amo!
Toma mi corazón, que no hay otra cosa que pueda darte, es tuyo lo entrego a ti que eres lo más hermoso, lo más perfecto para mí, lo entrego ahora y para siempre, para que te acompañe aunque no estés a mi lado, para que te de aliento de vida cuando te falte.
¿Recuerdas mi amor, esa canción?, esa noche de dulce locura, ¿Recuerdas mi vida ese aroma?; el aroma de nuestro amor... como chocolate.

jueves, 19 de marzo de 2009

(Parte I)

Esta historia comienza, en un lugar no tan lejano, en una ruidosa ciudad, donde el cielo es, por así decirlo… generalmente gris, donde el sol no se deja ver muy seguido, donde la lluvia solo cae para molestar a las personas, para mojarlas burlarse y luego irse corriendo, como queriendo decir, “¡Perdedor, te mojé, atrápame si puedes!”.

Y bueno, en esta peculiar ciudad, que es generalmente como cualquier otra, bulliciosa, contaminada, violenta, sin esperanza; vivía un chico, un chico de mirada amable, un chico sencillamente más complejo de lo que parece a simple vista.
Nuestro chico se llama Naul, Naul es cualquier chico que quiere vivir, pero antes quiere descubrir lo que eso realmente significa. Sí, es como cuando se nos antoja un postre, no tenemos idea de cuál es su sabor, pero lo imaginamos delicioso y queremos comerlo al instante, así nuestro chico quería comerse la vida, perdón quise decir… vivir la vida.

Naul es un joven soñador, inteligente, pero no un sabelotodo, un chico con fe, que en ocasiones habla mucho y otras es muy callado, es un joven con un gran corazón y con unos pensamientos bastante torcidos respecto a la vida, sus placeres, el mundo, la galaxia y sus alrededores.

Un buen día, (Es decir un día que el cielo estaba no tan gris y era casi, casi azul), Naul sintió que una voz mas allá de las galaxias que conoce el hombre le hablaba, le decía: “Naul, soy Dios y quiero que ayudes a los hombres”, entonces nuestro pequeño héroe se sintió confundido, las preguntas empezaron a inundar su preguntona mente ya llenarlo de dudas, porque ¿Cómo iba a hacer el para ayudar a los hombres? ¿Qué quería realmente Dios de él y de su débil ser? ¿Cuándo podría saber lo que significa vivir realmente la vida?

Naul tiene un problema, o muchos problemas, una confusión o muchas dudas, Naul siente como si tuviera dos sogas atadas al cuello jalando en direcciones distintas, Naul no puede comerse la vida, perdón quise decir, Naul no puede vivir su vida, si no se quita esas sogas del cuello y se pone a escuchar y a sentir en vez de pensar.
Pero nuestro amigo tiene miedo, entonces decide tomarlo con calma, y cada día que va pasando descubre nuevas señales, nuevas personas, nuevas emociones que lo llevan inevitablemente a confundirse más, Dios no es muy específico, y Naul no está seguro de entenderle muy bien lo que quiere decir.

miércoles, 14 de enero de 2009

pequeño sueño azul



Tocando las nubes, volando a las estrellas, solo soñaba azul.
Que el miedo se iría con la ira, que la culpa desaparecería con la mentira, soñando azul.

Soñando mi pequeña casa en el campo, mi gran nogal, soñaba mi vida azul, mis animales de granja, mi huerta junto al jardín, dormía soñando azul, caían hojas de maple sobre mi piel.

Soñando amores de fantasía, cuentos de verdad, a mi amor que llegaría, solo tenía que esperar, solo tenía que seguir soñando azul.

Bajo la lluvia, puestas de sol, con buenos vinos, con muchos libros, pequeña huerta junto al jardín.

Caminando al alba, en medio del bosque, entre la niebla, tomé tu mano, soñaba azul.

Que la maldad se esfumaría y la cobardía se iría de aquí, pequeña huerta junto al jardín, pequeña casa junto al nogal, pequeñas huellas color carmín, bajo las ramas, entre la niebla, soñaba azul.

Pequeños pasos... junto al jardín, pequeño niño soñando azul.
Pequeña casa lejos de aquí, pequeño niño que vive en mí.

jueves, 8 de enero de 2009

Soñando con tu aroma

Hace un rato me ocurrió algo curioso, mientras me recostaba entre las sabanas de mi cama empecé a quedarme dormido, sabía que no debía dormir porque aun quedaban cosas por hacer, pero el sueño se torno ineludible, de pronto sentí algo en el ambiente, un aroma familiar, conocido, muy agradable, me pareció sentirte, como si estuvieras a un lado.

Pensé que estaba despierto con los ojos cerrados, pero no podía moverme; solo podía oler, fue un sueño sin colores, sin visiones, sin ruidos, sin tu imagen ni tu voz, simplemente tú aroma en colores verde y negro.

Fuero dos o tres minutos que se prolongaban… interminables y a mí me daba miedo, no terror ni fobia, solo miedo, trataba de escapar de los efectos de tu olor, porque es a mi nariz como la carne al hombre, irresistible, envolvente, te transforma, te torna irracional, espontaneo, estúpido, inexacto, torpe, sin saber que decir que hacer o como manejar la situación, te desarma, te vuelve vulnerable, te derrite, te domina, te enloquece… te asusta.

Y cuando al fin me desperté tenía una sensación agradable, curiosa, no había percibido tu aroma en mucho tiempo y pareciera que se hubiese quedado guardado en mi interior, como si hubiese estado almacenado en un frasquito de colección en lo más profundo de mí y se hubiese roto accidentalmente mientras dormía.