jueves, 8 de enero de 2009

Soñando con tu aroma

Hace un rato me ocurrió algo curioso, mientras me recostaba entre las sabanas de mi cama empecé a quedarme dormido, sabía que no debía dormir porque aun quedaban cosas por hacer, pero el sueño se torno ineludible, de pronto sentí algo en el ambiente, un aroma familiar, conocido, muy agradable, me pareció sentirte, como si estuvieras a un lado.

Pensé que estaba despierto con los ojos cerrados, pero no podía moverme; solo podía oler, fue un sueño sin colores, sin visiones, sin ruidos, sin tu imagen ni tu voz, simplemente tú aroma en colores verde y negro.

Fuero dos o tres minutos que se prolongaban… interminables y a mí me daba miedo, no terror ni fobia, solo miedo, trataba de escapar de los efectos de tu olor, porque es a mi nariz como la carne al hombre, irresistible, envolvente, te transforma, te torna irracional, espontaneo, estúpido, inexacto, torpe, sin saber que decir que hacer o como manejar la situación, te desarma, te vuelve vulnerable, te derrite, te domina, te enloquece… te asusta.

Y cuando al fin me desperté tenía una sensación agradable, curiosa, no había percibido tu aroma en mucho tiempo y pareciera que se hubiese quedado guardado en mi interior, como si hubiese estado almacenado en un frasquito de colección en lo más profundo de mí y se hubiese roto accidentalmente mientras dormía.

1 comentario:

Swirlies dijo...

Ufff, el olor. De todos los sentidos, el olfato sigue siendo para mí el más placentero. En especial cuando los cuerpos ceden a probarse, al mismo tiempo.

Yo también evoco olores muy seguido.