jueves, 19 de marzo de 2009

(Parte I)

Esta historia comienza, en un lugar no tan lejano, en una ruidosa ciudad, donde el cielo es, por así decirlo… generalmente gris, donde el sol no se deja ver muy seguido, donde la lluvia solo cae para molestar a las personas, para mojarlas burlarse y luego irse corriendo, como queriendo decir, “¡Perdedor, te mojé, atrápame si puedes!”.

Y bueno, en esta peculiar ciudad, que es generalmente como cualquier otra, bulliciosa, contaminada, violenta, sin esperanza; vivía un chico, un chico de mirada amable, un chico sencillamente más complejo de lo que parece a simple vista.
Nuestro chico se llama Naul, Naul es cualquier chico que quiere vivir, pero antes quiere descubrir lo que eso realmente significa. Sí, es como cuando se nos antoja un postre, no tenemos idea de cuál es su sabor, pero lo imaginamos delicioso y queremos comerlo al instante, así nuestro chico quería comerse la vida, perdón quise decir… vivir la vida.

Naul es un joven soñador, inteligente, pero no un sabelotodo, un chico con fe, que en ocasiones habla mucho y otras es muy callado, es un joven con un gran corazón y con unos pensamientos bastante torcidos respecto a la vida, sus placeres, el mundo, la galaxia y sus alrededores.

Un buen día, (Es decir un día que el cielo estaba no tan gris y era casi, casi azul), Naul sintió que una voz mas allá de las galaxias que conoce el hombre le hablaba, le decía: “Naul, soy Dios y quiero que ayudes a los hombres”, entonces nuestro pequeño héroe se sintió confundido, las preguntas empezaron a inundar su preguntona mente ya llenarlo de dudas, porque ¿Cómo iba a hacer el para ayudar a los hombres? ¿Qué quería realmente Dios de él y de su débil ser? ¿Cuándo podría saber lo que significa vivir realmente la vida?

Naul tiene un problema, o muchos problemas, una confusión o muchas dudas, Naul siente como si tuviera dos sogas atadas al cuello jalando en direcciones distintas, Naul no puede comerse la vida, perdón quise decir, Naul no puede vivir su vida, si no se quita esas sogas del cuello y se pone a escuchar y a sentir en vez de pensar.
Pero nuestro amigo tiene miedo, entonces decide tomarlo con calma, y cada día que va pasando descubre nuevas señales, nuevas personas, nuevas emociones que lo llevan inevitablemente a confundirse más, Dios no es muy específico, y Naul no está seguro de entenderle muy bien lo que quiere decir.

4 comentarios:

Lagartija dijo...

Hola mi principe precioso
kiero ver la segunda parte hehe
siempre tan desesperada
pero me encanta k hables de esa lucha interna k libras dia a dia, me encanta k hables de ti, pero no te preokupes cariño Dios irà dàndote poko a poko kon esas señales el camino correcto a seguir para que cumplas lo que ha planeado para ti...

te amo pekeño niño

un beso

ciao

el ishmail dijo...

Hay un par de ideas que suenan como a... mí, jaja.

Por eso me gusta leerte bro.

Se te percibe una nobleza casi inocente, por lo del gran corazón. Lo de la confusión es como perenne, chance llegará el día que ni la notarás. Cool man.

Escribe más seguido.

B. Rimbaud dijo...

Demasiado transparente...

Navi dijo...

No ps si no sabe Naul... que gusto leerte de nuevo, como que los 3 abandonamos mucho el blog no?, salu2. aun en canada.